Algunas noticias deberían haber aparecido en el periódico mucho antes de que conociésemos alguna consecuencia o derivación negativa. Esta de la que voy a hablar hoy es una de ellas. Sin embargo, entre desastres naturales, artificiales, económicos, y sobre todo, políticos, lleva un año pasando desapercibida. Me refiero al desarrollo de physibles o de objetos creados en impresoras tridimensionales.
Una impresora de las que utilizamos habitualmente transforma información en forma de bits a letras, o imagen, en un papel. Solo se necesita la máquina y un cartucho de tinta. Una impresora tridimensional transforma información en forma de bits de los planos de un objeto y literalmente “imprime”, o prodríamos decir, fabrica, el objeto en sí. Solo necesitamos la máquina y el material del cual está hecho el objeto. Sí, como suena. Teniendo la máquina, el material y los planos podríamos “imprimir” en nuestra casa el objeto que quisiéramos. Estas máquinas están algo más que en fase de desarrollo. Se están utlizando ya, aunque parezca ciencia-ficción. El artículo de hoy en ABC sobre un norteamericano que ha “imprimido” su propia arma de fuego lo demuestra. Esta es la consecuencia negativa. La que ha sido noticia.
Lo que me gustaría es dedicar algunas líneas a imaginar hasta dónde podemos llegar. Huelga decir el cambio de paradigma en los procesos de producción que la generalización de estas máquinas traerá consigo. El problema de la piratería y el intercambio de archivos musicales será un juego de niños comparado con esto. Imaginad: Comprando los materiales adecuados, podremos imprimir cuantas veces queramos en nuestra propia casa zapatillas de deporte, bolsos, piezas de repuesto de vehículos, teléfonos móviles, etc... Incluso podremos modificar los materiales y probar nuestras propias combinaciones. Todo un mundo por descubrir para creadores y artistas. Será un mazazo enorme para la cantidad de puestos de trabajo que se dedican a la manufactura. Cada vez hay menos trabajo para la mano de obra no cualificada, pero en pocos años es probable que no haya casi nada. Hace unos meses fui al cine, después de mucho tiempo sin ir, y me llamó la atención que ya no hay personas sirviendo palomitas (por lo menos en los cines a los que fui), directamente se obtenían de una máquina. El perfeccionamiento de las impresoras 3D hará innecesarios muchos puestos en la fabricación industrial, una nueva disrrupción de la tecnología en la empleabilidad que los docentes habríamos de transmitir a nuestros alumnos.
Por otra parte, las ventajas para el usuario son enormes, y se abren nuevas puertas para la investigación matemática e informática en la rama de encriptación de códigos, ya que una de las preocupaciones de las grandes multinacionales será proteger los planos de sus creaciones y que los objetos solo puedan ser "imprimidos" cuando se pague por ello. Probablemente no se evitará la piratería, pero los intentos serán muy valorados. También las Ciencias Sociales, el marketing y el análisis de datos sufrirán una revolución desde el momento en que cada descarga de plano de objeto quede registrada en Internet y en la web de compras de cada corporación. El seguimiento al cliente será absolutamente personalizado.
Todavía queda un largo camino hasta que las máquinas de impresión 3D estén completamente perfeccionadas, sin embargo, no debemos perderlas de vista. Cambiarán el mundo y el tejido de las relaciones profesionales. Veremos cómo evolucionan.